Blogia
A veces pienso...

Crónica semanal

El lunes tuve que defender a un moldavo por turno de oficio acusado de un delito contra la seguridad del tráfico. Lo conocí personalmente antes de entrar a la sala de vistas.

Una de las primeras cosas que me preguntó era si habría posibilidad de sobornar al juez o al fiscal para retirar la acusación. “Las cosas no funcionan así aquí” le contesté. No le gustó mucho mi respuesta.

El fiscal, por cierto, algo mayor ya, y degradado de la audiencia a los juzgados, me hizo la jugada de pedir la pena mínima para el delito, lo que me dejaba sin margen de negociación. Solicité una eximente incompleta y reducción de la pena en un grado. No se que pasará, probablemente acepten la tesis del fiscal viejecito y entonces recurriré la sentencia.

Cuando acabó la vista, el anciano fiscal comentó en voz alta que le dolía mucho la cabeza. Siempre llevo un sobre de paracetamol en la cartera para estos casos. Bueno, para el caso de que me duela a mi. Pero se lo cedí en un gesto espontáneo. Lo miro con cierta desconfianza, pero luego me lo agradeció. Hay que llevarse bien con los fiscales, aunque estén a punto de jubilarse.

También el lunes recogí la sentencia del juicio de faltas en el que acusé a un esquizofrénico que tiene aterrorizada a una comunidad de vecinos. 240 € de multa. No esta mal, pero podía haber sido más severo su señoría, habida cuenta del currículo del sujeto. En la comunidad, en vez de alegrarse del fallo, temen sus reacciones cuando se entere.

El martes defendía a un pobre hombre, con SIDA y drogodependiente de la acusación de robo con violencia e intimidación que le había montado la policía. Creo que es inocente. Como no se presentó un testigo de cargo, la vista se suspendió hasta dentro de un mes. La testigo tiene miedo de declarar, debe ser una chica jovencita. Pidió protección de su identidad en el juzgado y se la concedieron. Le prepararon un biombo para declarar tras el, como en las películas, pero a última hora le debió de poder el miedo y no vino.

La juez me sondeó buscando mi conformidad a una condena corta. Me negué. Mi cliente es inocente, le dije. Además la instrucción es deficiente y no sostiene la acusación. Meneó la cabeza con gesto de darme la razón. El mes que viene veremos que pasa.

También el martes preparé la declaración de un preso en la cárcel de Zuera que debía desarrollarse al día siguiente. Un delito económico muuuuy complicado y con muchas ramificaciones y vacíos.

Acudí a Comisiones Obreras (quería hacer como Urdací y poner C.C. O.O., pero el ordenador me escribe Código Civil OO, cosas de la auto corrección letrada que tengo montada) a negociar con un compañero un asunto laboral. Lo cerramos y evitamos pleito. Un tanto para cada uno y minuta para los dos ¡Vivan los acuerdos!

El miércoles tenía la exploración de un menor en un divorcio. No es que “exploremos” al menor. Jurídicamente interrogar a un menor se le llama exploración, cosas de la jerga legal que inquieta mucho a los clientes. “El miércoles el juez quiere explorar a tu hijo” y claro, la gente pone cara rara e inquieta.

Asisto al preso de Zuera, esposado y custodiado por dos Guardias Civiles jóvenes mas altos que yo (yo mido 1,89). Cuando hablas con una persona con las manos esposadas por delante parece que te está rogando algo constantemente.

Terminada la declaración, designa abogado de pago y me comprometo a ponerme en contacto con él para pasarle el asunto. Un caso para archivar (sin cobrar después de estar preparando la declaración tres o cuatro horas). En el colegio me dicen que me asignan otro asunto, que este no me cuenta como realizado en el turno. Próximamente entonces otra cosita, esperemos no sea muy sórdida y que no sea maltrato familiar.

Por la tarde preparo una demanda ejecutiva, esta vez civil, y papeleo administrativo. Hay que ir sacando papel y despejando la mesa.

El jueves lo dedico a preparar un escrito de trece folios alegando una impugnación de honorarios que un c*****zo de compañero me ha interpuesto. Es mucha pasta, tengo razón y hay que pelearlo.

También saco tiempo para otros veinte folios preparando un macro juicio que tengo la semana que viene. Llamo a los clientes para vernos antes del juicio y preparar sus testimonios. Quedamos el lunes.

Tengo que comprarme una agenda tamaño DIN-A4, en la que tengo no me caben las cosas.

El viernes, por la mañana de juzgados, presentando escritos y viendo expedientes y luego al notario. He quedado con un cliente, ya algo mayor, para solucionar un error en un testamento que otorgó. Nieva y casi no llego con el coche a la hora prevista. Con cinco minutos de retraso llego a la notaría y en quince solucionamos el problema. No le quiero cobrar y me mete, pobre hombre, cinco euros en el bolsillo “para un café a mi salud”.

La tarde la dedico a meter las notificaciones del día en el programa del despacho y a buscar datos de un próximo asunto muy divertido, del que contaré más si la cosa madura. (c**o, me avisan de que esta aquí el cliente mientras escribo esto)

Ya se ha ido...

Por fin, a última hora del viernes tengo un hueco para escribir estas líneas. ¿Cuándo será la próxima vez?

5 comentarios

Antonio -

Gracias por los diversos comentarios. Ottis, no me xtraña que una persona especializada en otra disciplina se intereses por el derecho. La mayor parte de lo que hacemos esta influido por él, (como también por la física, las matemáticas, etc.)

Danuto: gracias por los ánimos amigo, con consolidar el bloga la mitad que tu me conformo.

Crónicas: Yo también disfruto leyendo el tuyo. Me apunto lo de relatar un caso de principio a final, pero cuando tenga uno interesante con final.

Javier: Hace algunos días comentabamos lo malas que son las generalizaciones y las abismales diferencias que las diferentes profesiones tienen vistas desde dentro y vistas desde fuera. Además esto no es Ally McBeal ni Policías ni nada de eso. Lo que aquí se cuenta es real como la vida misma.

Javier -

Me ha gustado la crónica, por varios motivos, pero especialmente me ha hecho pensar en esos personajes habituados a descalificar gremios sin saber de la misa la mitad.

Expresiones del tipo "bien descansaos se lo ganan", me llevan a invitar a esos prójimos a conocer, como en tu caso, cómo se lo curra cualquiera que se sienta responsable en su labor.

Soy transportista, en ciudad, y también cargo con una aureola inherente a mi gremio, salvo para quiénes, por fortuna, ya nos conocemos.

Saludos, J. ;)

cronicas hoteleras -

Hombre...más crónicas... ;-)
La verdad es que no se de donde sacas tiempo para postear estas cronicas pero me han encantado, creo que podemos leer con mucha curiosidad los que somos legos en la materia todos estos asuntos.
Me ha inpactado eso de hablar con alguien esposado por las manos por delante, nunca lo había pensado...un día de estos te contaré el atraco que sufrimos en recepción hace bastantes años, y el juicio que hubo después...
Saludos y te animo a que nos cuentes con pelos y señales, sin nombres, un caso que te fascine...
Hasta otra.

Danuto -

La verdad es que, aunque no tengas mucho tiempo, siempre sorprendes. Desde lo del moldavo hasta el cabronazo (yo sí puedo, hala) de compañero, tiene su miga.

Por cierto, que me he fijado en tu página de visitantes y me alegro mucho de que la cosa mejore. Desde luego, la página lo merece.

Un saludo.

Otis B. Driftwood -

Me ha encantado la crónica. Los asuntos legales son otra de mis pasiones, aunque a mucha gente les pueda parecer un peñazo. ¿Te conté que asistí a dos seminarios hace tres años en la Facultad de Derecho, sobre inmigración y derecho laboral? Fascinantes. Lo hice para créditos de libre configuración y no, no fue porque era lo que quedaba... los escogí yo :)