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A veces pienso...

El vecino brujo

Hoy me ha entrado un asunto en el despacho, anunciado el jueves pasado por una llamada telefónica, que, después de un fin de semana triste y duro, me ha hecho sonreír.

Y eso que el asunto no es de risa, ni mucho menos, y si no que le pregunten a los afectados.

El encargo ha sido ejercer la acusación particular en un procedimiento judicial contra un señor, denunciado por su vecina de abajo, por una agresión y amenazas. Nada más, y nada menos, que un caso típico.

Pero lo que se sale de lo normal es la carta conjunta que han aportado a los juzgados todos los vecinos del bloque en el que habita el acusado, relatando las mil y una que les hace.

Desde lo típico: destrozar los elementos comunes; hasta cosas más atípicas, como saltar sin parar en su casa a altas horas de la madrugada para hacer ruido a propósito, como poner pasquines por la escalera con siluetas de asnos o burros señalando “Señor presidente y secretario de la comunidad”, o cosas mas asquerosas, como hacer sus necesidades en toda su solidez en la puerta de la casa de los vecinos.

Pero lo que más me ha gustado ha sido que pone en los felpudos de los vecinos dibujos hechos con ramas y hojas, símbolos al parecer de la santería vudu.

Vivir para ver.

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