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A veces pienso...

Miedo a la muerte

Hoy he tenido que asistir a una de esas ceremonias que me disgustan profundamente. He asistido a un funeral y al posterior ritual de la introducción del féretro en el nicho.

Es un tipo de acto social que procuro evitar, y por lo tanto, el de hoy era inevitable. La falta de parentesco con la finada y por la tanto mi ausencia de emociones al respecto me ha permitido reflexionar durante toda la ceremonia el motivo de mi creciente repulsión a este tipo de actos.

No es por el ritual religioso en si. Lo acepto y comprendo como algo que puede aliviar a los familiares en cierto modo y en principio resulta inofensivo. Tampoco por que algunas de las palabras que allí se vierten me resulten vacías de contenido.

Repasando mi frecuencia de asistencia a funerales o a visitas a velatorios, en poco tiempo, contando la de hoy, han sido tres. Dos en noviembre y esta de enero.

Cuando tenía veinte años no iba nunca a funerales. Nadie de mí alrededor se moría. Mi primer contacto con el cementerio fue la muerte de mi madre cuando tenía catorce años. La última, la última más próxima, la de mi padre, que murió cuando yo tenía treinta y cinco años.

Aparte de estas dos muertes próximas, y la más lejana de una de mis abuelas, mis visitas al cementerio han sido fruto de ese compromiso social que nos obliga a acompañar a amigos o familiares al duro trance de despedir a alguien próximo para ellos, pero casi desconocido para ti.

Partiendo entonces de que esa falta de proximidad con el protagonista del evento no puede ser el motivo de mi aversión, he llegado a las siguientes conclusiones.

- Cada vez que me hago más mayor voy más al cementerio
.
- No me queda ningún ascendiente que acompañar en su último paseo, salvo mi abuela, a la que Dios, Alá, Buda o quien sea guarde muchos años.

- Cuando voy al cementerio se me hace más patente que esto tiene un fin que tarde o temprano llega. Esta reflexión, que resulta obvia, tiendo a olvidarla de manera directamente proporcional al tiempo que paso sin ir por cementerios o tanatorios.

- Tengo miedo a la muerte. Más que a la muerte en si a que mi parte cerebral me dice que no hay nada detrás, pero mi parte sentimental desea fervientemente lo contrario.

- A medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que las diversas religiones juegan con los sentimientos que he expuesto en el apartado anterior.

En fin, estas son los pensamientos me han rondado hoy por la cabeza y que hoy comparto con quien quiera leerlos.

1 comentario

ubu -

Ayer también anduve yo de tanatorios. Conduje seis horas para acompañar a mi familia cuando me hubiese resultado fácil excusarme. El viaje no fué en vano:
http://www.zonalibre.org/blog/spot/archives/015091.html

Cada época de la vida tiene sus ámbitos sociales: De pequeños muchas fiestas de cumpleaños, en la juventud muchas celebraciones de boda. Empieza a temblar cuando empieces a frecuentar los tanatorios.