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A veces pienso...

La guerra de los símbolos

La polémica ha saltado en Italia de nuevo a cuenta de los símbolos religiosos. Esta vez se trata de la orden judicial para retirar un crucifijo del aula de un parvulario de un colegio laico en la localidad de L'Aquila, cercana a la capital. La noticia completa en Iblnews

Ovbiamente, en España, como en Italia, el estado es aconfesional por definición, pero próximo a la Iglesia Católica. Esta aconfesionalidad del Estado debería de traer como consecuencia la efectiva supresión de los signos de una u otra religión de las escuelas. Pero no nos confundamos. No se puede borrar la Iglesia de los libros de historia, con sus claros y sus oscuros, en aras de la aconfesionalidad estatal.

Ya comenté en otro post mi condición de católico rebelde, no practicante, (próximamente practicante por cuestiones de catequesis de mi hijo. Que se le va a hacer, el quiere y su madre también), pero lo que me llama la atención de esta noticia es que todo surge a raiz de la denuncia de un lider musulmán.

En Europa, en España, de vez en cuando, saltan casos como este: pañuelo en las niñas musulmanas, estudio de la historia de la iglesia, asignatura de religion (sin el adjetivo católica). Los defensores de unas y otras posturas vierten ríos de tinta para demostrar la razón que tienen, sin pensar ninguno de ellos en los niños, en su educación y en los efectos negativos de estas falsas polémicas.

En los estados musulmanes, la tolerencia que sus líderes exigen en Europa para, no ya la práctica libre de su religión, que está asegurada, sino para nimiedades como el crucifijo, brilla por su ausencia. Recientes están las recomendaciones a las mujeres soldados en las dos guerras del Golfo, para que no conduzcan, se tapen el rostro en ciertas ocasiones, so pena de soliviantar a la población. Por no hablar de las barbaridades de los taliban con el burka, la destrucción de patrimonio de la humanidad, o la ablación de niñas en Etiopía.

Soy consciente de que mis pensamientos no serán compartidos por muchos, pero no hay que confundir la falsa tolerancia con la pérdida de valores propios.

Los crucifijos fuera de las escuelas, si, pero también fuera las lapidaciones, las amputaciones por delitos menores, la ablación de niñas y la discriminación absurda y ridícula de la mujer musulmana frente a los hombres.

Y además, nuestra historia es nuestra, y nuestros niños tienen que aprenderla tal y como fue.

Que ya tuvimos bastante con la LOGSE y su legión de analfabetos funcionales.

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