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A veces pienso...

Padre coraje vs Dolores Vázquez

Saltó ayer a los medios el comienzo del juicio del famoso Padre Coraje. Juicio que por cierto ha sido suspendido por incomparecencia de uno de los acusados. No deja de llamar la atención las diferencias entre este caso y el de las chicas de Coín y Mijas. En el primer caso, las pruebas que aportó el padre, jugándose la vida, han obligado al Tribunal Supremo a repetir el juicio.

En el segundo, la escandalosa sentencia del Tribunal del Jurado, no por el fallo en sí, sino por su falta de motivación, obligó a repetir el juicio. Juicio que, prácticamente días antes de repetirse, también se suspendió por la entrada en escena de un nuevo elemento, la confesión de Tony King.

Acostumbrado como está uno a la actuación de la policía en materia probatoria, no deja de ser sorprendente la exquisitez en el caso del padre coraje, dónde no se acumula material probatorio a pesar de que la familia señala prácticamente a los culpables. En el caso de Mijas, según la policía había más de cien indicios que señalaban a Dolores Vázquez, indicios que hoy se han evaporado.

No voy a decir nada sobre la actuación de la prensa en el caso de Mijas, más mediático, más manipulado que el primero (a pesar de que cuenta con una serie de TV que desgranó el asunto), que prácticamente condenó a Dolores Vázquez, antes y después del juicio. Sería bueno que a los periodistas de sucesos se les impartiera una asignatura de deontología profesional, para que les sonara eso de presunción de inocencia, in dubio pro reo, y tutela judicial -que no periodística- efectiva.

Como no hay bien que por mal no venga, se ha pedido ahora a gritos la reforma de la Ley del Jurado, obra del antiguo súper ministro y ahora alcalde de mi ciudad. Reforma que los profesionales pedimos en silencio hace años, y que ha provocado resultados en juicios del Jurado escandalosos. Pero esto es algo parecido a criticar el arte moderno, está mal visto, por que la Ley del Jurado es esencialmente democrática y deposita en el pueblo la labor de hacer justicia.

En este sentido leí algo hace unos días sobre la teoría de los grandes números (se aplica fundamentalmente a economía) y la democracia y el jurado. La democracia se basa en que las decisiones se toman por un número significativo de votantes, que debido a su gran número eliminan las tendencias extrañas, pero con el jurado...

Doce no es un gran número, digo yo.

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